martes, 15 de febrero de 2011

Capitulo: 5 - "Mis besos no son regalos de cumpleaños"

Fiesta: Reunión de personas en conmemoración de algún acontecimiento o fecha especial.
Jorge y Elena, se encontraban en dos tipos de fiestas completamente distintos. No solo porque el estaría en una boda y ella en un cumpleaños.
La manera de celebrar, la música, la gente, la vestimentas, todo distinto
Mientras que en la fiesta de el, el acto mas glorioso fue en el que mostraron el pañuelo de la novia con las 3 rosas. En la de ella el más aplaudido fue cuando el cumpleañero soplo las 18 velas.
En la juerga de el, el flamenco no dejo de sonar. En la celebración de ella “Cumpleaños feliz” fue de las pocas canciones que se escucharon.
Las mujeres en el festejo de el, lucen vestidos de colores alegres y llamativos. En el festejo de ella las señoras apuestan por colores más oscuros y elegantes.
Y el cambio más importante: El goza de la fiesta, bailando cantando y sobre todo haciendo música con su guitarra. Ella suspira aburrida, sentada en una mesa con Carlos y sus amigos.
-¿Y que coche piensas comprarte?- pregunta Carmen, la pelirroja que según Elena, siempre a sentido algo por Carlos.
-No estoy seguro, primero tengo que examinarme y aprobar claro- le contesta Carlos con una sonrisa que ella pronto le devuelve- pero mi ilusión es tener un Porsche.
-¡Si están carísimos!- exclama Cesar desde la otra punta de la mesa
-Lo se, tendría que discutirlo con mis padres- le aclara. Después mira Elena
-Pero anda que no disfrutaríamos yo y Elena en un Porsche, ¿verdad?.
Ella le mira distraída al escuchar su nombre. Sin estar segura de que están hablando y con los brazos cruzados, le contesta- Si, claro-
Carlos le sonríe, y eso no le gusta nada a Carmen
-Elena, ¿Cuántos años tienes?- le pregunta sabiendo perfectamente que 2 menos que ella.
-16- contesta esta sin mucho ánimo
-16, 16, años, años, tiene mi amor- canturrea el cumpleañero- Ah no, ¡que era con 15!- todos ríen y ella le sonríe, lo que hace enfurecer a Carmen.
-Carlitos, te recuerdo que me tienes que enseñar las fotos de este verano en Canadá- insiste
-Si, a mi también- colabora Cesar
Los otros 4 muchachos de los que Elena ni siquiera recuerda el nombre, están de acuerdo. Y animan a Carlos a ir a su habitación a verlas
-¿Vamos, Elena?- pregunta este poniéndose en pie, y copiado por los demás
-No, yo mejor os espero aquí-
Carlos rectifica, no le parece bien dejarla sola
-Cesar, sabes donde tengo guardadas las fotos, ¿no? En el primer cajón de mi mesilla. ¿Se las enseñas tú?
- Por supuesto- contesta su amigo
-Gracias- dice a la vez que se siente mas cerca de la chica- yo me quedo aquí, haciendo compañía a Elena.
Todos van detrás de Cesar. Los adultos se encuentran en la cocina, así que, saliendole el tiro por la culata a Carmen. Carlos y Elena se quedan solos en la sala de estar.
Ella lo mira. Sandra tiene razón, es mono. Con su pelo castaño peinado hacia arriba, sus ojos oscuros, su cara alargada y su piel suave, con algún que otro grano.
Su madre también tenia razón, al decirle: “Pero si es todo un caballero” a abandonado a sus amigo, para quedarse con ella.
Aun así, no se siente cómoda con el, e intenta mirar hacia otro lado evitando su mirada.
-Estas muy guapa hoy- la piropea, acercado su cara a la suya- hoy, y siempre
-Gracias- contestas ella con la cabeza hacia abajo y los brazos cruzados
-No hay de que- el se acerca tanto, que rompe el espacio vital.
-¡Que tele mas bonita!- grita ella levantándose de golpe y alabando una televisión que ha visto millones de veces, tanto encendida como apagada- ¿Es nueva?
-No- contesta Carlos hiendo detrás- lleva hay los últimos 3 años.
Decidido sujeta la cadera de Elena con sus manos y se aproxima a su boca.
-¡Para!- protesta ella, empujándole el pecho
A pesar de llevar los últimos meses saliendo, sus labios aun no se habían rozado, y ella no tiene prisa.
-¿!¿Pero por que?!? ¡Es mi cumple!
-¿Y? Mis besos no son regalos de cumpleaños-
Oportunamente en ese instante, entra Carmen en el salón
-Ellen- la llama radiante- dice tu madre que ya os marcháis
-Lo siento, me tengo que ir- dice mientras libera su cadera de las manos de Carlos y se va. Perseguida por la mirada triste de el, que estaba seguro que esa noche, como regalo de cumpleaños, conseguiría besarla.

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